The Bloody Triangle: The Defeat of Soviet Armor in the Ukraine, June 1941. Por Victor J. Kamenir (Reseña)

 The Bloody Triangle: The Defeat of Soviet Armor in the Ukraine, June 1941. Por Victor J. Kamenir, Minneapolis, Mn: Zenith Press (2008). Notas al final del libro. Bibliografía. Pp. xiii, 322.

Hoy retornamos con una nueva reseña, en esta ocasión dedicada a este estudio dedicado a la batalla librada en el área comprendida dentro del triángulo de Dubno, Brody y Berestechko durante la última semana de junio de 1941, es decir, la primera gran batalla librada en Ucrania tras el inicio de la Operación Barbarroja, la invasión nazi de la URSS, el 22 de junio de 1941. El resultado de esta fue del todo frustrante para Stalin y el alto mando soviético en Moscú, pues las grandes esperanzas depositadas en los cuerpos mecanizados bajo las órdenes del Distrito Militar Especial de Kiev mostraron un desempeño más que decepcionante, quedando sus divisiones diezmadas tras apenas una semana en campaña aunque, en cambio, lograron detener el avance del 1. Panzergruppe durante varios días y evitando los ejércitos soviéticos estacionados alrededor de Lvov- 6º, 26º y 12º- sufrir el mismo destino de sus pares del Distrito Militar Especial de Minsk, cercados y aniquilados en una serie de gigantescos cercos en Bialystok y al oeste de Minsk durante esos mismos días, tal y como ha relatado David Stahel en su Operation Barbarossa.

Respecto a Victor Kamenir debe observarse que, si bien no forma parte del mundo académico formal, ha hecho un trabajo interesante. Para ello, se ha basado fundamentalmente en el testimonio de las memorias publicadas de mandos soviéticos y de algunos combatientes, utilizando como contraste algunas historias de unidades alemanas como la 11. Panzer Division y otra bibliografía, tanto anglosajona como la obra del historiador ruso Aleksei V. Isayev. También se ha beneficiado de algunos volúmenes de las colecciones de documentos editadas por el Estado Mayor General soviético entre 1947 y 1960, conocidas como Sbornik boevykh dokumentov Velikoi Otechestvennoi voiny, consultando en este caso los volúmenes 33º y 36º.

Si bien las fuentes empleadas le permiten reconstruir, en cierta medida, el proceso de toma de decisiones en el cuartel general del Frente Suroccidental, nombre con el que fue rebautizado el DME de Kiev el mismo día 22 de junio, y de algunos de los mandos de los cuerpos mecanizados en la fatídica contraofensiva ordenada por Stalin y Zhukov, entonces jefe del EMG, resultaría prudente mantener algunas cautelas metodológicas. En primer lugar, los documentos de la Sbornik no dejan de ser el resultado de una selección hecha una vez finalizada la guerra, cosa que puede haber dejado de lado documentos de interés, especialmente para reconstruir la realidad del combate táctico. En cuanto a los testimonios de las memorias de los mandos soviéticos, algunas deben leerse con especial cautela, pues cualquier obra de esta naturaleza publicada antes de 1992 estaba sometida a censura previa y, en algunas ocasiones, pueden ofrecer visiones tópicas y alejadas de la realidad. En otros casos, el autor ha consultado la 10ª edición de las Memorias de Zhukov publicada en 1990 – la más reciente y completa es la 11ª del 1992- o las de N. Popel, entonces comisario adjunto del mando del 8º Cuerpo Mecanizado, publicadas el 2001. En el caso de este último, el autor recoge (en pp. 204-207 y 211) un caso de interés respecto al episodio protagonizado por Vashugin, comisario adjunto del mando del Frente Suroccidental, quién amenazó a Ryabyshev, comandante del 8º Cuerpo Mecanizado, por no haber ejecutado aún las órdenes recibidas para atacar. Basta contrastar el tono comedido en las memorias de Ryabyshev, publicadas en 1990, y de Bagramyan con el tono virulento de Popel y que, en este caso, no resulta muy creíble por los tópicos que aparecen mencionados como que el comisario iba acompañado por un juez militar y un pelotón de soldados, etcétera. En cambio, en otros casos muestra una sana desconfianza a determinadas versiones de los hechos, como es el caso de las memorias de Zhukov cuando este se distancia de la responsabilidad de la Directiva Nº 3  (v. pp. 100 y 103), remitida por la noche del 22-VI-1941 y ordenando la ejecución inmediata de la contraofensiva contra la vanguardia del 1. PzG antes mencionada.

En conjunto, estimo que el autor lleva un trabajo eficaz en base a las fuentes disponibles aunque, por otra parte, su modelo expositivo, consistente en ir cambiando la perspectiva de la exposición en función del testimonio que esté empleando en ese instante, en ocasiones puede resultar un tanto confuso. Y aunque en ocasiones el autor relata testimonios que muestran lo vívido de la crudeza del combate de tanques, el resultado final es menos satisfactorio que el logrado por V. Zamulin en su estudio sobre los combates de Prokhorovka de julio de 1943.

Por otra parte, debe observarse que la presente edición resulta un tanto tosca. Aunque los mapas, reunidos en un apéndice final, son útiles se observa en cambio un trabajo de corrección muy pobre, con faltas de ortografía incluidas como «susteen» en vez de «sixteen» (cf. p. 259), resultando en ocasiones un tanto perturbador.  En otras ocasiones, el autor dedica demasiado espacio a cuestiones que salen del hilo de la exposición, como puede ser la generosa transcripción del discurso de Molotov anunciando el inicio de la invasión nazi (en pp. 105-107), pronunciado durante la tarde del mismo 22 de junio de 1941.

En definitiva, la obra ofrece un relato interesante sobre dicha batalla realizando un trabajo de exposición eficaz aunque, a la vez, las fuentes que emplea suscitan ciertas dudas razonables respecto a su fiabilidad histórica.

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