The Franco-Prussian War: The German Conquest of France in 1870-1871. Por Geoffrey Wawro (Reseña)

The Franco-Prussian War: The German Conquest of France in 1870-1871. Por Geoffrey Wawro, Cambridge: Cambridge University Press (2003). Notas al pie de página. Pp. xvii, 327.

Otto von Bismarck y Napoleón III conversando tras la capitulación de éste en Sedán el 1-IX-1870. representación por Wilhem Camphausen en 1878. (Fuente: Wikimmedia Commons.)

Otto von Bismarck y Napoleón III conversando tras la capitulación de éste en Sedán el 1-IX-1870. Representación por Wilhem Camphausen, 1878. (Fuente: Wikimedia Commons.)

La Guerra Franco-Prusiana es uno de esos episodios que casi están condenados a convertirse en un relato de unas pocas páginas en los manuales de Historia. ¿Los motivos? Por un lado, no representó ningún cambio radical de las fronteras en Europa a diferencia de los sucedido en 1815, 1919 o 1945 ni representó un trauma de impacto duradero en sus poblaciones pues ni representó ni el desplazamiento de grandes masas de población ni su ocupación por ejércitos extranjeros durante períodos prolongados. Por otra parte, una vez finalizada la guerra Francia mantuvo su estatus de gran potencia así que tampoco tuvo lugar un cambio fundamental en el sistema de relaciones internacionales.

Estos y otros factores podrían sugerirse pero, si nos detenemos a reflexionar sobre ello, la Guerra de Crimea de 1853-1856 también se podría caracterizar así en sus consecuencias. En cambio, este episodio sí que ha merecido más atención entre el gran público y forma parte de su conocimiento convencional, al menos en lo que a la carga de la famosa Brigada Ligera en Balaclava se refiere. El motivo más de peso lo hallaríamos, incidentalmente, en los grandes creadores de imágenes y contenidos para el marco sociocultural occidental actual: el cine y la televisión. La inmensa mayoría de producciones que circulan por los circuitos occidentales son de origen anglosajón y emplean aquellos elementos familiares para sus públicos nativos pues Gran Bretaña o Estados Unidos estuvo en uno de los bandos en liza, como sería en el caso de la misma Guerra de Crimea o la Guerra Civil Estadounidense de 1861-1865. El hecho que sea una derrota francesa tampoco contribuye a que, al menos desde Francia, surjan grandes iniciativas para conmemorarla. Esto incluso hoy parece aun más improbable en el caso de la Alemania reunificada tras la caída del Muro y que resultaría más que problemático porque, de conmemorarse esta gran victoria militar en el marco de una sociedad alemana que aún hoy en su mayor parte rechaza en su memoria todo lo que tenga que ver con el militarismo prusiano, es de esperar que ello despertase muchas sensibilidades.

La obra de Geoffrey Wawro que hoy nos ocupa refleja también este sesgo, pues encontramos a lo largo del libro varias referencias familiares al público norteamericano, como puede ser la batalla de Fredericksburg (ver p. 223). Cosa que concuerda perfectamente con la intención declarada del autor que la obra se convirtiese en obra de consulta o de referencia para los estudiantes universitarios norteamericanos. El resultado de su trabajo se ajusta perfectamente a este objetivo pues el autor nos ofrece una prolija exposición de los orígenes del conflicto, los intercambios diplomáticos entre las diversas potencias, el desarrollo de las operaciones militares y de los acontecimientos políticos. Siendo una síntesis de bibliografía primaria y secundaria relevantes, resulta sencilla de leer y satisfará de forma suficiente al lector medio.

Fotografía después de que los communards parisinos hiciesen caer la columna de Vendôme, 16-V-1871. La estatua tumbada es la erigida por Napoleón III en honor a su abuelo caracterizado como un cónsul romano; episodio que, por lo que parece, no despierta el interés del autor. (Fuente: Metropolitan Museum of Art, Nueva York.)

Fotografía después de que los communards parisinos hiciesen caer la columna de Vendôme, 16-V-1871. La estatua tumbada es la erigida por Napoleón III en honor a su abuelo caracterizado como un cónsul romano; episodio que, por lo que parece, no despierta el interés del autor. (Fuente: Metropolitan Museum of Art, Nueva York.)

Eso sí, debe señalarse un hecho un tanto singular, siendo que la obra finaliza su relato en febrero de 1871, poco después de la firma del armisticio de Versalles del anterior 26 de enero. Lo más llamativo, en cambio, es constar como se cuida de no hablar de la supresión de la Comuna de París entre abril y mayo de 1871, hecho directamente relacionado con la misma Guerra Franco-Prusiana. Este episodio merecía al menos alguna mención en su capítulo final de conclusiones pero el autor sólo hace una reflexión sobre el devenir de la nueva Alemania unificada bajo la égida del Kaiserreich, obviando hacer mención a este episodio notable. Esto denotaría un claro desinterés a hablar de esta cuestión concreta pues los communards parisinos sólo aparecen de vez en cuando como un evento político más que sirven de marco para las operaciones militares. En todo caso, esta omisión probablemente no responda a un sesgo o intencionalidad de naturaleza específicamente sociopolítica si no, más bien, sería reflejo de la formación del autor como historiador de acuerdo a un modelo clásico de historia de la guerra que contrastaría contra el modelo de síntesis que representaría, precisamente, el reciente trabajo de Orlando Figes sobre la Guerra de Crimea. No por ello el trabajo de Geoffrey Wawro resulta inválido o poco recomendable pero sí que es, en todo caso, un reflejo de un modelo de Historia Militar que actualmente ya está anticuado.

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