The Origins of the First World War. Por William Mulligan (Reseña)

The Origins of the First World War. Por William Mulligan, Cambridge: Cambridge University Press, New Approaches to European History (2010). Notas al pie de página. Bibliografía. Pp. viii, 256.

Son muchos las obras publicadas con este título o variantes como XYZ and the Origins… dedicadas a esta cuestión, que es uno de los grandes debates historiográficos del siglo XX y, a la vista ya del centenario del estallido de la Primera Guerra Mundial, sin duda continuará con fuerza. Y no es para menos. La Gran Guerra de 1914-1918 puso fin a 44 años durante los cuáles no se libró ninguna guerra entre las grandes potencias europeas y, a la vez, también tuvo lugar la primera gran globalización económica a escala mundial de la Historia. Todo ello terminó abruptamente en verano de 1914, abriendo las puertas a lo que Eric Hobsbawm denominó como la «Era de las Catástrofes».

De este modo, William Mulligan ofrece una extraordinaria síntesis de la diplomacia y las relaciones internacionales entre las grandes potencias durante el período entre 1871 y 1914, como Gran Bretaña, Francia, Alemania, Austria- Hungría, Rusia e Italia, aunque si bien no deja al margen a actores relevantes de este período como los Estados Unidos, Japón y los relativamente nuevos países balcánicos nacidos del progresivo retroceso del Impero Otomano en el continente europeo. El largo capítulo «Security and expansion: the great powers and geopolitics, 1871-1914», junto al breve capítulo final dedicado a la «Crisis de Julio de 1914»,  muy posiblemente sea durante estos próximos años el texto de referencia para cualquier persona interesada en tomar un primer contacto en profundidad con la cuestión.

El libro también incluye además otros tres capítulos dedicados a las instituciones militares de cada país, la interacción entre la dirección política del Estado y la opinión pública de cada país y, por último, las relaciones comerciales internacionales y la interacción entre política y finanzas durante este período. La estructura de la obra refleja los supuestos teóricos en el marco de los cuáles trabaja el autor y que deriva, a su vez, de la hipótesis que presenta el autor en la introducción: ¿por qué motivos se logró mantener la paz entre las grandes potencias europeas hasta verano de 1914?

La cuestión resulta de interés, pues trata de huir del tradicional molde donde la pregunta versa sobre el por qué del estallido de la Gran Guerra y que, al responderla, usualmente con demasiado determinismo derivado del fatalismo de la historiografía generada en los años inmediatamente posteriores a 1918, se ignora otros elementos que ayudarían a comprender la contención presente entre los dirigentes de las grandes potencias a emplear la guerra como medio para resolver sus diferencias. Y el autor centra principalmente la explicación en que fue la misma dinámica de las relaciones internacionales la que condujo, primero, a la paz para luego arrastrar, especialmente desde 1908, a los bloques de alianzas europeas: por un lado, la Triple Entente de Francia, Rusia y Gran Bretaña en oposición a la Alianza Dual de Alemania y Austria- Hungría.

Esta argumentación de Mulligan está presentada de modo convincente pero no deja de plantear alguna duda relevante. Si bien es cierto, como expone el autor, que ni las rivalidades comerciales ni las finanzas internacionales del momento llevaron al desenlace de la «Crisis de Julio», resulta un tanto apresurado tratar de dejar de lado las motivaciones económicas como el autor se propone, especialmente el caso de Gran Bretaña. Como el mismo autor admite, en su síntesis sobre la crisis detonada por el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa en Sarajevo, en buena medida la decisión del secretario de exteriores británico, sir Edward Grey, para respaldar hasta las últimas consecuencias la posición de sus aliados, Francia y Rusia, derivó del temor a que un fracaso de la política exterior rusa en los Balcanes, centrada en preservar el estatus de Serbia en la región, conllevase a que esta se plantease revisar la estabilidad en Asia Central garantizada por la alianza ruso- británica de 1906, haciendo peligrar a su vez la joya de la corona del Imperio británico: la India, ese inmenso mercado subordinado a los intereses económicos de Gran Bretaña.

Finalmente, sólo me queda reseñar algunos defectos de carácter menor. Por una parte, está la endémica práctica de las editoriales académicas anglosajonas en presentar un magro y poco útil índice de contenidos aunque ello se compense, en cierta medida, con el índice onomástico. La otra objeción está en que en ocasiones resulta un tanto frustrante, al menos para el lector especialmente interesado en profundizar en la cuestión como es el caso de un servidor, no poder discernir entre lo que son tesis e interpretaciones propias del autor de loas de otros. Si bien es cierto que la finalidad de esta colección, New Approaches to European History de Cambridge University Press, de querer ofrecer una síntesis rigurosa y concisa para estudiantes de grado y posgrado, esa concisión también conlleva sacrificar el aparato crítico y en perjuicio del lector especializado e interesado en profundizar aún más. Pero, en todo caso, estas objeciones personales no desmerecen en absoluto el excelente resultado logrado.

4 comentarios en “The Origins of the First World War. Por William Mulligan (Reseña)

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  2. Pingback: Strategy and Power in Russia, 1600-1914. Por William C. Fuller, Jr. (Reseña) | Mi Diario de libros

    • Ante todo, quería agradecer sus genorosos elogios a la recensión. Estimo que encontrará de enorme interés el libro de W. Mulligan 🙂

      En cuanto a su artículo, resulta de interés como primera aproximación a la cuestión por su tono descriptivo pero sin entrar a discutir a fondo los argumentos en liza en el debate historiográfico o, por ejemplo, el llamado «debate Zuber» o el debate alrededor de como los interes imperiales y económicos del Reino Unido referentes a la India incidieron en el proceso de toma de decisiones de sir Edward Grey en Julio de 1914.

      No me queda más si no agradecerle de nuevo su interés 🙂

      Un saludo,

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